Lagrimas de fuego y hielo

Camino por un fino hilo sobre un abismo.

Temo caer, temo morir.

Me miro desde la distancia, pidiendo ayuda, enfermo de mi mismo, callado por demonios.

Lágrimas de fuego, arden, quieren hacer explotar el universo con un grito desgarrador que diga ¡basta! Que no merezco que las estrellas se alejen más de mí. Grito y nadie escucha, mis sentimientos se van agotando después de cada batalla, luchan por resistir pero no son eternos, luchan por vivir pero los flechazos son tantos que es imposible que puedan seguir ahí.

Miro el polvo acumulado en el hilo, ese que me advierte de que el tiempo va deprisa, que me pisa y me acecha, que me mata aún estando vivo.

Extiendo mis manos por si acaso no hay vacíos, por si acaso no existen. Pero estoy rodeado de él, ya ni siquiera queda aire, es hasta visible el fuego que me devuelve el pasado.

Y hace viento, y me balancea, y en un instante, el miedo acumulado de más de mil vidas me espera.

Y se rompe el hilo, y caigo, y cierro los ojos para soportar la inmensa agonía, esa de quererme, esa de no poder salvarme.

No duele la caída, sino el alma.

Lágrimas de hielo. Asumo y callo. Pienso que la vida devolverá los golpes que un día recibí. Mientras, el odio es eterno, porque al mismo tiempo que escribo esto, demonios disfrutan, se sienten observados, se sienten importantes, creen que solo ellos tienen la llave de mi destino y eso les gusta, le encanta… manejan el hilo y me tienen justo en el sitio en el que me quieren tener.

LOS ODIO, DEMONIOS.